Una mirada al pasado: de la impresión a los píxeles
Los sitios web surgieron como periódicos digitales: páginas planas que replicaban prácticas conocidas de maquetación, jerarquía y redacción de titulares en un nuevo medio. Su valor era claro: las personas accedían a la información —y las marcas llegaban a ellas— de forma más directa que mediante medios impresos, radio o televisión. Pero tan pronto como emergió la naturaleza interactiva de la web, el diseño dejó de ser solo organización de contenido. Pasó a ser diseño de servicios completos, habilitación de nuevos modelos de negocio y una reinvención de cómo empresas y clientes se conectan en línea.
La era de la experiencia: diseñar el recorrido
Con el tiempo, el enfoque evolucionó de simples “pantallas” a complejos “ecosistemas”. Hoy, los equipos de experiencia de usuario acompañan todo el recorrido del cliente —a través de múltiples momentos, dispositivos y contextos— para garantizar interacciones intuitivas, humanas y satisfactorias. El diseño ya no se limita a los píxeles: implica investigar necesidades insatisfechas, orquestar puntos de contacto a lo largo del servicio y traducir la estrategia de negocio en decisiones centradas en las personas.
La IA elimina distancias
La IA generativa y predictiva impulsa una nueva transición en la disciplina. Cuando la tecnología puede interpretar intenciones, razonar sobre grandes volúmenes de información y actuar en representación del usuario, la distancia cognitiva entre la necesidad y la solución se reduce — hasta, incluso, desaparecer. Las interfaces se vuelven invisibles. Recorridos que antes exigían navegación visual se transforman en conversaciones instantáneas o automatizaciones silenciosas.
¿Qué implica esto? Buena parte del trabajo tradicional en interfaces visuales se desvanece. Ya no hay un “lienzo” que diseñar si el producto se entrega a través de una frase, un gesto o una automatización en segundo plano.
Lo que desaparece… y lo que perdura
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En declive |
En ascenso |
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Mock-ups de alta fidelidad |
Enmarque estratégico de problemas |
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Documentos de entrega pixel-perfect |
Concepción de productos alineados al negocio |
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Guías de estilo estáticas |
Tono conversacional dinámico y diseño de personalidad |
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Producción manual de UI |
Orquestación basada en datos de bucles intención–resultado |
Aun así, la creatividad sigue siendo la variable irremplazablemente humana. Alguien debe definir qué problemas resolver, por qué son relevantes y cómo se manifiestan los valores de una marca cuando ya no hay píxeles visibles.
Especializaciones en el horizonte
- Diseñadores conversacionales – Definen personalidad, voz y tono adaptativo en experiencias por chat o voz.
- Analistas de comportamiento – Combinan psicología, antropología y sociología para interpretar patrones emergentes revelados por telemetría basada en IA.
- Orquestadores de resultados – Diseñan recorridos integrales donde agentes de IA negocian, transaccionan y cumplen tareas en nombre del usuario.
- Facilitadores de ética y confianza – Incorporan principios y salvaguardas para que las decisiones algorítmicas respeten los valores humanos y las normas sociales.
A corto plazo: eficiencia. A mediano y largo plazo: transformación
Corto plazo (hoy → próximos 2 años)
La IA potencia flujos de trabajo actuales: bibliotecas de patrones, generación de código y pruebas de usabilidad se vuelven semiautomatizadas. Menos especialistas generan mayor output tradicional de UI.
Mediano plazo (2 – 5 años)
El enfoque “screen-first” pierde vigencia. Las experiencias multimodales y agentic dominan pilotos y productos emergentes. Los equipos de diseño se integran desde etapas estratégicas, en colaboración directa con líderes de producto y negocio.
Largo plazo (+5 años)
Interfaces similares a periódicos —o incluso a apps tradicionales— serán la excepción. La interacción principal se parecerá a conversar con un colega bien informado. El valor del diseño migrará por completo hacia la interpretación, la ideación estratégica y la gobernanza ética.
Cómo pueden prepararse las organizaciones
- Reformular el mandato del diseño – Medir el éxito por los resultados generados, no por las interfaces entregadas.
- Fomentar fluidez multidisciplinaria – Impulsar que las personas diseñadoras exploren estrategia de mercado, ciencia de datos e investigación del comportamiento.
- Prototipar con agentes, no con pantallas – Validar desde el inicio recorridos conversacionales y experiencias autónomas; tratar la UI como alternativa secundaria.
- Desarrollar capacidades éticas – Establecer principios, marcos y comités de revisión para que la velocidad de iteración no supere la responsabilidad.
- Acompañar la reconversión de talento – Crear rutas claras de migración para perfiles visuales o de producción hacia funciones emergentes.
Diseñar para la interfaz invisible
El diseño siempre ha consistido en volver tangible una intención. A medida que la IA vuelve invisible la interfaz, esa intención se convierte en el producto. Los equipos que lideren esta transición estratégica —desde la definición del problema hasta la gestión ética de los resultados— marcarán el rumbo de la próxima era. Lejos de quedar obsoleto, el diseño se ubicará más cerca que nunca del corazón del negocio, traduciendo aspiraciones humanas en soluciones entregadas a la velocidad del pensamiento.