Sin dudas, la pandemia ha cambiado los hábitos de la gente, y con ello los patrones de consumo también se han modificado. La interacción entre los clientes y las marcas ha evolucionado hacia un sistema mejor y más eficiente, que garantiza que hoy en día, casi el 100% de las compras se entreguen correctamente. De hecho, durante el periodo anterior al COVID, entre el 30% y el 40% de las compras online no se concretaban correctamente. Además, los horarios elegidos para recibir paquetes solían ser los mismos para casi todo el público, provocando cuellos de botella masivos que retrasaban drásticamente las entregas, a la vez que producían un impacto medioambiental contraproducente.
Hoy en día, teniendo en cuenta que la posibilidad de que ocurra una nueva cuarentena sigue existiendo, y que la vida en remoto se ha convertido en la nueva normalidad, la necesidad de recibir un paquete en buenas condiciones y en el momento y lugar designados es más importante que nunca para mantener los niveles de mercado en auge. Además, las nuevas características, como las entregas sin contacto, están aumentando la productividad al dar a los conductores la posibilidad de marcar un envío como completo, incluso si el comprador no ha estado físicamente presente para recibirlo. Sin embargo, mientras la sociedad empieza a retomar viejas rutinas, previas a la pandemia, la pregunta entonces ha pasado a concentrarse en el futuro: ¿es posible que la cuarentena haya cambiado por completo algunos hábitos de los clientes para siempre? ¿Continuarán desarrollándose las nuevas prácticas de consumo, como las compras masivas por Internet, y los nuevos sistemas de entrega altamente productivos, incluso después de que todo termine, o volverán las cosas a la normalidad anterior?
¿Cómo puede, la nueva normalidad, ayudar a que el comercio electrónico sea más sostenible?
Aunque es incontestable que el medio ambiente se ha visto beneficiado por la pausa de la vida cotidiana, el aumento en el volúmen de mercancías compradas en línea ha seguido saturando las carreteras, ya colapsadas. A pesar de que las empresas de reparto han empezado a incorporar prácticas sostenibles en sus servicios, todavía hay algunos aspectos de los envíos que se deberían reconsiderar seriamente, si lo que se pretende alcanzar es la sostenibilidad. Los microhubs, por ejemplo, son instalaciones logísticas que reúnen las compras que pertenecen al mismo rango de área en un sólo lugar, con el fin de crear menos daño ambiental al reducir la utilización del transporte de larga distancia, mientras alivian los atascos urbanos.
Sin embargo, una de las razones por las cuales el tráfico se ha vuelto más intenso que nunca es por el impulso de las compras online. Con el aumento, el volumen de las devoluciones también se vió fuertemente incrementado, convirtiendo los procesos de envío en una fuente de alto desperdicio de recursos como el transporte y el embalaje. Prolongar los plazos de devolución u ofrecer la opción de devolver el producto en diferentes puntos logísticos han reforzado estas políticas de devolución, haciendo que los hábitos de consumo sean aún menos respetuosos con el medio ambiente. Entonces, ¿cómo pueden cooperar las empresas para crear una economía circular que no sólo mantenga las ventas en línea, sino que también reduzca la huella de carbono que se está generando en cantidades peligrosamente altas?
Parte de la solución proviene de los nuevos avances tecnológicos que se están aplicando en el sector minorista. Hoy, más que nunca, la infusión de dispositivos tecnológicos en la logística del transporte es lo que está ayudando a las empresas a ser más sostenibles, a modo de beneficiar tanto al planeta, como a su negocio. Por ejemplo, los dispositivos de geolocalización presentan una solución que podría reducir drásticamente las quejas de los clientes sobre dónde, cuándo y cómo se ha realizado el envío. Además, la aplicación de estas tecnologías basadas en el GPS crea rutas de envío mejores y más eficientes que ayudan a ahorrar viajes innecesarios y costosos, al tiempo que reducen la contaminación ocasionada por el tráfico. Al implementar estas alternativas en los procedimientos de envío tradicionales, las empresas podrían minimizar su impacto en la congestión urbana e incluso en los accidentes de transporte. Por lo tanto, la geolocalización podría ahorrar tiempo y capital, mientras que promueve un enfoque más ecológico y ofrece tanto una mejor experiencia para el cliente, como soluciones de trazabilidad fáciles de aplicar que mejoran la relación entre el cliente y la marca.
La tecnología como parte de la solución
Hace apenas unos años, 285 de las más grandes empresas privadas generaban más emisiones anuales que Francia y España juntas. Aunque suene surrealista, el sector privado desempeña un papel enorme entre la huella de emisiones de carbono que está causando el daño global ambiental. Por ello, invertir en transporte basado en energías renovables, como los coches eléctricos o de hidrógeno, también acaba siendo una alternativa muy beneficiosa para crear un futuro sostenible y duradero. Sin embargo, el transporte eléctrico y la geolocalización no son las únicas soluciones posibles para contribuir a un futuro más asequible. Las empresas están empezando a invertir en educar a los conductores que se encargan de entregar los paquetes, sobre las tecnologías que tienen a su disposición, así como en proporcionarles más datos sobre los clientes, lo que podría ahorrarles tiempo y evitarles viajes innecesarios.
Otro aspecto en donde la tecnología puede intervenir favorablemente, es la creación de envases respetuosos con el ambiente que se mantengan en línea con los objetivos de sostenibilidad, en lugar de ser parte del problema. Aunque el mejor residuo es aquel que no se genera, aplicar la tecnología para producir alternativas de envases reciclables, o incluso dar la opción de comprar sin envase, pueden actuar como soluciones de gran potencial: cada envase es una oportunidad o para contribuir, o para ir en contra de la sostenibilidad.
El cambio de hábitos que se ha estado produciendo durante las cuarentenas estrictas y obligatorias se ha convertido en una gran oportunidad para que las empresas introduzcan nuevos y más eficientes métodos de sostenibilidad en sus procedimientos de venta y envío. La habilitación de tecnología para la planificación de rutas, el ahorro de emisiones de carbono a través de vehículos alimentados con energías renovables, o la creación de microhubs para reducir las distancias de envío, son sólo algunas de las posibles alternativas disponibles para poder lograr ser más sostenibles. Hacer frente a la crisis climática, ambiental y social, resulta entonces una inversión en el propio negocio, en lugar de una pérdida de dinero, tiempo o recursos, y la tecnología pareciera haberse convertido en el mejor aliado.